sábado, 25 de noviembre de 2017

MUJER


A veces no sabes bien cual es tu espacio, tampoco si estarás sola en el camino, pero de lo que si estás segura es de tu condición, esa que a veces es mal vista, criticada, odiada y por desgracia asesinada. Tu eres una mujer. Tu eres un todo en un mundo de nada, de incomprensión; en una sociedad de pantalones donde tuviste la osadía de querer vestir un pie por un lado y el otro. Tu eres mujer, llevas la feminidad en tu esencia. Eres movimiento, eres persuasión, eres maternidad y sobre todo eres persona antes que parte de un género. No eres más, pero tampoco eres menos. Eres eso que el otro no tiene o tal vez no quiere ni ver. Tienes todo lo que otros desean y se siente débiles por su frustración. Has tenido la valentía de revelarte por querer ser simplemente igual, por amar cuando te apetece y dejar de hacerlo cuando te viene en gana. Te has sentido libre y has actuado en libertad siendo mujer, sin dejar de serlo por convertirte en lo que no eres. Eres una mujer libre y hermosa, con curvas o en recta; con estudios o sin ellos, con pareja o soltera, pero sobre todo con quien quieres o como quieres, despertando tu vida cada mañana en la forma que te viene en gana, porque tu mujer, aunque pese a muchos eres un ser libre. Los machos te rondan, te cortejan y te envidian porque no soportan que seas persona, solo quieren ver de ti el genero mujer sin que te sumas al genero humano ante el miedo de que le quites ese trono privilegiado que siglos de injusticia, vejación y de desigualdad, que le han permitido hacer y deshacer en un mundo machista, colmado de una hipocresía de engaños y mentiras.

El macho herido en su orgullo, impotente, capado e incapaz de aceptarte como persona te maltrata. El macho utiliza su fuerza física, la rabia, la venganza; esa ira con la que su desgracia mancha de sangre su propia vida.

Yo soy hombre y no pienso flagelarme por pertenecer a ese genero de la masculinidad, muy por el contrario, me revelo ante las etiquetas y quiero limpiar mi nombre de las manchas de tanto hombre que con sus manos acaban con vuestras vidas o frustran las expectativas de felicidad de tantas mujeres y también tantos de nosotros, que nos sentimos incapaces de erradicar tanta miseria de esa fuerza que tan irónicamente llamamos hombría.

Hoy se honra y se recuerda a las mujeres que son maltratadas por hombres y también las que lo son por propias mujeres,  porque el machismo es como una plaga que contamina y no discrimina por razón del sexo. Hoy mis bendiciones son para tantas que sufren, para esas que aún siguen afortunadamente con vida y mis recuerdos para esas otras que la perdieron en manos de aquellos que cínicamente decían que las amaban.


MANU


domingo, 19 de noviembre de 2017

PÉRDONATE

Cuantas veces perdonamos y otras tantas nos perdonan. A veces no es necesario, no son hechos de una gravedad importante como para precisar del perdón, en la mayoría de las ocasiones sería suficiente con una disculpa menos cargada de valor moral. Y es que el perdón no es solo un acto de reconciliación, es una necesidad del alma. Perdonar para ser perdonado, pero más aún saber perdonar para poder perdonarnos. Esa es la fuente fundamental de la palabra que es un sentimiento de absolución, de culpa; de necesidad de redimir algún acto o comportamiento.

En Inglés al igual que en Castellano existe esa doble acepción: “sorry” lo siento y “forgiveme” perdóname. A veces no es suficiente con sentirlo, es necesario que aquel a quien hemos ofendido haga una manifestación de voluntad, perdonar para ser perdonado. Es como cuando ofreces la mano y precisas que otro la choque. Cuando te acercas a unos labios en busca de otros labios.

Sentir el mal es solo un acto propio e individual de dolor por la acción sin más, nos quedamos con la herida y sus consecuencias, pero no buscamos la cura. Para que sane son necesarias las manos del otro, o tal vez su corazón para que con un acto de generosidad seamos perdonados.

Pero que ocurre cuando no hay un tercero, cuando somos nosotros los que necesitamos el perdón propio, el nuestro; ese sin el cual no podemos seguir viviendo. Perdonarnos es un acto  doble, de solicitud tras reconocer el daño y de reconciliación personal. No podemos vivir con la culpa, no es justo que mientras otros no tengan problema para disculparnos, (palabra ésta que encierra mas objetividad); otros nos sanan de culpas y sin embargo nosotros sigamos hurgando en la herida, causando mas dolor y sobre todo extendiendo el mal tanto por el alma como por el cuerpo.


A lo largo de nuestra vida cometemos muchos errores, algunos mas grandes que otros; el fin último es la felicidad que no la irresponsabilidad. Perdonarse no es un acto fácil, muy al contrario, nos cuesta muchísimo; por eso mismo no es un acto frívolo sino de máxima responsabilidad, de generosidad y sobre todo de necesidad para poder seguir viviendo con ese objetivo que no es otro que la felicidad.


domingo, 12 de noviembre de 2017

PALABRAS Y PALABRAS


Parole, parole,parole…. Nos pasamos la vida escribiendo, a veces no lo hacemos con letras, son palabras que suenan y suenan   tan vacías que difícilmente pueden llegar muy lejos. Todo son palabras que sin hechos no son nada.

Las palabras pueden vestirse de gala, llevar cumplidos y describir personas. Las palabras son halagos que en muchas ocasiones no llegan más lejos de la pretensión de gustar, de impactar por su significado sin otra potencia que la de su exclusivo pronunciamiento. Las palabras son siempre huecas, no contienen materia, no son objeto de decoro ni de decoración salvo que se junten, porque sin otras no suenas a nada. La  palabra precisa de otras palabras, para significar algo más de su propio significado. Así pueden ser música cuando riman en un verso y se conjugan en eso tan bonito que decimos, que desde la boca a los besos, con tan solo palabras que llegan hasta lo más dentro. La palabra cuando se junta puede hacer y deshacer historias, puede llegar a ser encuentros y con muchas un amor que sin la palabra tan solo sería un gesto capaz de ser muchas palabras.

Me gustan las palabras bonitas, me gusta adornar la conversación con la belleza de la palabra. Muchas veces se califica esa forma de hablar como de adulación, de lisonjero, sin embargo y siendo cierto que las palabras puede que no contengan nada sin hechos; si lo es que para ser bonitas tan solo precisan estar llena de deseos. Deseos de bien, deseo de lo mejor, de felicidad, de amor, de alegría; de paz. A mi una vez me desearon lo mejor en Ingles. Me dijeron eso de: “I wish your well” y me dejaron sin respiración, porque esas palabras que tuve que buscar en el diccionario encima iban acompañadas de música, y entonces dejaron de ser meras palabras al convertirse en amor.

En el mundo del internet, de las relaciones a miles de kilómetros la palabra se convierte en el medio que no busca mas fin que agradar, atraer y sobre todo empatizar. Yo suelo hacer numerosos saludos al día, de buenos días, de buenas noches. Muchos se preguntan el motivo de que gaste tanto tiempo al día, que a veces madrugue antes del amanecer para simplemente juntar unas palabras, una foto y lo importante; un deseo de felicidad para el día que comienza o para los sueños que empiezan a crearse cuando los ojos cierran la realidad y presentan la mayor de las funciones al soñar. Mi tiempo es mi vida y la dedico a quien en mi corazón de una forma u otra habitan en cuartos llenos de luz y con vistas a mi alma. Mis palabras siempre van llenas de deseos y de los buenos. No puedo acompañarlas de hechos, porque muchas de ellas se dirigen a desconocidos, a esos a los que sin conocer son mi vida y otros a miles de kilómetros donde mis manos no pueden llegar para dar un abrazo y menos mis labios con esos besos que son deseo de emocionar, de llenar vidas y hacer latir corazones. Las palabras con deseos son capaces de cambiar días e incluso vidas. Son suspiros, respiraciones que el alma no conoce ni tan siquiera supone como llegar a asimilar la belleza de unas palabras llenas de amor.

Las palabras son bonitas si se llenan de deseo, si se cargan con la munición del amor y la emoción es la causa de su batalla por desear lo mejor.


#manuylavida



sábado, 4 de noviembre de 2017

ESPECTADORES

A veces es muy fácil confundir entre aceptar y conformarse. Aceptar es fruto de un aprendizaje, de ese que tiene por único fin conseguir la felicidad, sin enfrentarse a falsos gigantes ni a obstáculos que lo único que consiguen es impedir que veamos nuestro destino, aquello que debe ser la realidad de un sueño cumplido.

Ser espectador no es ver los toros detrás de la barrera, tan solo es no ser ni toro ni torero. Es mirar al mundo con una sonrisa  y con algo de sarcasmo. Evitar la primera línea por entender que la vida es tan solo un instante y que no merecen las guerras de guerrillas basadas en algo tan fugaz como la propia historia.

El espectador no es un mirón, es aquel que observa y se enriquece con lo bueno y elimina todo lo que no puede llevarle a la felicidad del momento, del instante preciso en el que el presente se convierte en verbo conjugado más allá del infinito. Espectador es ser protagonista de su propia vida sin interferencias en las de otros ni ceder en la interrupción de la propia. El espectador ve la vida y la analiza, la asimila y la transforma en su interior porque su fin último es la razón de su existencia, de dar respuesta al porqué de su vida y darle rienda suelta a los sueños cuando el amanecer aprieta y la luz se cuela entre las rajas de una persiana que precisa de más de un arreglo.
Su riqueza se fundamenta en ser la mayoría, esa que hoy en día llaman silenciosa, durmiente; esas personas que no utilizan la pancarta como bandera, ni las banderas como signo de identidad. Somos la mayoría, los que pagamos por ver el espectáculo y sin embargo los que entran en la pista cobran de nuestro deseo por estar presentes en eso que ellos llaman la vida comprometida.

Que equivocados están y que cortos de mirada cuando no pueden ser evitados de la fotografía de sus propios desechos. No entienden que no hay mas compromiso que el de la vida y en definitiva honrarla con la felicidad y no con peleas absurdas para reivindicar el origen de unas piedras o probar quien fue el primero en salir de las trincheras.

Como decía al principio, no es lo mismo aceptar que conformarse,  la vida se toma como llega porque es más sabia que cualquiera con cien carreras, distinto es no querer más de la vida y de su existencia.

No es lo mismo aceptar un beso que conformarse con un solo beso.




LA CHICA SOBRESALTO

A mi cuando una persona empieza por decir que le gustan las emociones ya me tiene. Quedo conquistado porque mas que de verdad, expresió...