Ahora cuando el
mes está llegando a su fin, cuando como dice la canción tan solo quedan sus
restos, haciendo memoria de estos días me doy cuenta qué no fue como cualquier
otro mes. No me refiero a mi tiempo libre de descanso, de reflexión y de ocio.
Este mes ha sido muy fructífero en personas. Si me fijo en otros meses, si bien
tienen más actividad, no así lo son en cuanto a la suma de personas. Este mes
ha sido especial porque gracias tan solo a las palabras he sumado a mi vida
personas que son inmensas. Son de esos seres que no pasan desapercibidos, que
dejan huella desde la primera de las letras que se cruzan en un espacio de
vacíos. Es la fuerza emocional la que consigue esa conexión casi diría y
trascendental, la que sabe delimitar claramente la cortesía de la empatía y
lleva a las personas a ir más allá del saludo y convertirse en semejante.
Las emociones
son la puerta del corazón. Sin ese estimulo ni tan siquiera el corazón es capaz
de latir. Siempre lo hace por un motivo propio o porque alguien lo hace moverse
a un ritmo diferente al suyo. Hay seres que llegan y se convierten en nuestra
propia persona, son de tal calibre que regalan vida, porque esos latidos
extras, son mucho más que la pura existencia.
No es muy
inteligente tratar de buscar explicación a lo que simplemente carece de lógica.
Personas que se encuentran a miles de kilómetros con un océano de por medio, y
sin embargo provocan esa vida más allá de la existencia, estimulan de tal forma
los sentidos que nos llenan de razones para querer más; para embriagarnos de
ellas y de golpe y porrazo, poder hacer de cada instante un tesoro de sentimientos.
No olvidemos que nuestra riqueza, nuestra herencia; es y será el valor de ese
tesoro acumulado en los momentos de nuestra vida.
A veces creemos que vivimos por el hecho de respirar,
olvidando que la vida está en ese lugar donde el aire se convierte en suspiros.
#manuylavida
MBS
No hay comentarios:
Publicar un comentario