martes, 15 de octubre de 2019

LA CHICA SOBRESALTO



A mi cuando una persona empieza por decir que le gustan las emociones ya me tiene. Quedo conquistado porque mas que de verdad, expresión muy de moda; es un ser viviente que trasciende de lo real para convertirse en sentimiento en estado puro.

La vida no son casualidades como tampoco son suspiro; la vida son encuentros en alguna fase por determinar, porque el hecho de coincidir un día mirando un teléfono y sufrir un sobresalto no es fácil que ocurra, pero a mi me pasó porque hay personas como ella que su mera existencia es revolución.

Escribiendo estas palabras me estoy dando cuenta de que soy un obsesivo de lo que me gusta. Son adicciones muy pacíficas, pero yo pienso que sino doy mi alma y un poco de mi sangre y no más porque me mareo; no encuentro otro motivo para respirar, y es que mis emociones las disfruto en bucle, y claro así cualquiera se las conoce de memoria y a veces se te escapan por sorpresa porque ya no forman parte de la consciencia sino que son la memoria del corazón, como el agradecimiento de poder compartir el mundo con personas tan maravillosas, que las hay y muchas; pero a mi en estos días de octubre de este año la única que me ha creado un sobresalto es esta chica, de la que no recuerdo su nombre aunque me suena que es bonito como ella. Las personas bonitas son esas que no esperas porque van a juego con la vida, son esas que te hacen sentir bien, incluso bonito y te vistes con sus palabras, con sus sonrisas e incluso a veces con una música que es como tu banda sonora en un día cualquiera mirando al mar y soñando con navegar atando cabos y llevado por piratas por este mar de luces que no lo maneja cualquiera, que hay que ser muy fino; muy sensible para poder tocar el corazón y no quedarte en las afueras.

Hoy recordé que tengo un blog y que para eso está, para escribir emociones porque yo no sé escribir canciones, para compartir personas y presentar músicas con letras que dicen tantas cosas, que a veces me pierdo en sentirlas con los ojos abiertos entre la Tierra y la Luna.

Pues que gracias Sobresalto, y ya está...

¡No!, perdón, por cierto, tu nombre es precioso. Maialen significa magnífica. Se trata de un nombre vasco de origen hebreo que se deriva de “Magdalena”, nombre relacionado con el pueblo de Magdala que deriva del hebreo Migdal y que significa “torre”.

No se porque he escrito esta especie de post data, pero es que lo busqué y sentí la necesidad de compartirlo, como casi todo lo que hago, y a veces resulto un poco pesado, pero son mis emociones. Y de nuevo; ¡Ya está!



domingo, 8 de septiembre de 2019

EL BLOGUERO ACCIDENTAL. LA LLAMADA, EL MUSICAL



Hoy he sentido la llamada con toda la fuerza, las luces apagadas y las piernas abiertas… Y así es el estribillo de la canción “La Llamada” de Leiva y que nos abre las puertas a ese misterio que es encontrar nuestro espacio en el mundo.

Hacía tiempo que no iba a ver un musical. Creo que desde diciembre del año 2016 que en Madrid vi Billy Elliot, que por cierto me encanto por ese constante sentir épico de sus números musicales. La diferencia con “La Llamada” es muy importante. La Llamada es de hoy, es nuestra, con expresiones mías y de la sociedad joven contemporánea, que es la de todos y no solo la de los adolescentes. Yo pienso que el presente es común a cualquier generación o edad, y por lo tanto no lo es solo de los cortos de edad sino de todo aquel que se mueve por el mundo en un sentido de estar vivo. Digo esto porque hay mucho que deambula y no es de este mundo. Viven en la nostalgia de la mirada hacia detrás como si eso fuera lo único que les mueve. Yo conozco gente que no entienden nada de su presente, que siguen oyendo la misma música de los años en los que les gustaba bailar, visten mas o menos al sentido estándar de las aceptaciones sociales y no se atreven a vivir el hoy, como esa parte de la vida que es la única que existe.

La Llamada no solo es de hoy, sino que es sencilla, es cotidiana, es de ahora mismo, con conversaciones que posiblemente no llevadas hasta el extremo de la comedia, pero que si podemos oírlas en muchas conversaciones de la calle, ese lugar donde está la vida. En los bares, en los cines, en los comercios de Inditex, en las escaleras de El Corte Inglés o en cualquier estación de metro o parada de autobús. Esa cercanía es la que  hace de esta obra que primero fue película, una obra maestra y absolutamente recomendable de disfrutar.

Como dicen, La Llamada habla de la alegría de encontrar, aunque sea por un segundo, tu lugar en el mundo… Mi lugar sería estar interpretando algún papel en una obra musical, tal vez en La Llamada, pero la ausencia de genero masculino en la misma me obligaría a tomar el papel de Dios y cantar, que es lo más complicado, nada menos que canciones de Whitney Houston.





sábado, 31 de agosto de 2019

EL BLOGUERO ACCIDENTAL. ¡Y YA ESTÁ!


¡Y ya está!, esto es lo mas original que se me ocurre para un treinta y uno de agosto. Un final de verano y a su vez de vacaciones, de ese espacio de tiempo donde nosotros somos lo más importante y no la necesidad de tener que ganar dinero para sobrevivir, porque vivir se hace sin nada.

Aunque mis puntos siempre sean suspensivos, no puedo ser extraño a que las cosas acaban, a que por muchos puntos que  se le pongan al primero, su tendencia al infinito no implica que en algún momento se alcance el final, o tal vez un fin no esperado.

Ha sido un mes donde el bloguero se ha movido de norte a sur sin dejar de lado al Mediterráneo. En ocasiones a la derecha y otras veces a su izquierda. No se ha adentrado tierra a dentro porque sabe que si no hay mar, sol, arena y sal; no hay vida en su interior para poder crear vida con sonrisas, sin perderse de vista, como si de una guía se tratase.

Hemos estado en Barcelona, hemos comido en su playa; concretamente en el “Pez Vela Barcelona”, nos hemos bañado en la Barceloneta, que nunca lo habíamos hecho antes y hemos echado una siesta en el césped de un jardín público próximo al Hotel W, dejando a un lado el carácter de bloguero para transformarnos en turistas accidentales procedentes de cualquier linde del mundo.  Cenamos vegano en el “Flax and Kale”, lugar mítico y de obligada visita por el bloguero en la Ciudad Condal y tomamos una copa de cava en  el Cotton House, como si de un “pop star” se tratase cuando el servicio muestra sus respetos a su paso bajando la cabeza. De Barcelona nos llevamos la compañía, sus lugares y también uno de los mejores Té Chai Latte que hemos probado en la vida, en un bonito lugar de la Gran Vía llamado “El Árbol”.

Vacacionamos y turisteamos en Valencia, porque no es lo mismo vivir en la realidad, que estar de vacaciones de esa realidad, aunque el espacio sea el mismo. Visitamos el barrio  histórico mezclándonos con turistas y siguiendo sus normas. Comimos en el Hard Rock Café, tomamos cervezas; desayunamos en sitios tan hermosos como “La Rollerie”, “Bastard” e incluso en un “Panaria”. Subimos al cielo para contemplar la ciudad en su Sky bar del “Plaza Gastro Mercat” Vivimos en Valencia, que no es lo mismo que residir en Valencia. Como no es igual vivir que sobrevivir, porque la vida es otra cosa que trabajar para poder comer y tener un sitio donde dormir.

También celebramos el cumpleaños del bloguero allá por el día siete del mes, y lo hicimos comiendo en “La Voltereta Bali”; lugar de moda reservado con mucha anterioridad y que si bien, goza de una decoración atractiva, sus expectativas superan a la realidad como suele ocurrir con esos lugares que sin explicación posible, cuentan con la necesidad de ir creada por la excesiva normalidad de una capital de provincias.

Mas o menos a mediados de mes, nos fuimos al Sur, viajamos al “Paraiso” de Vera, un lugar mágico donde todo cuenta, sobre todo la sensación de que la vida funciona a un ritmo muy distinto al habitual. No queremos decir mas lento ni mucho menos, sino con armonía, con libertad, con gritos de alegría y con ganas de ser un elemento más del espacio sin ser decoración, sino instrumento de felicidad. Nos bañamos acompañando al Sol en su salida, caminamos por la arena ardiente hasta hacernos ampollas en los pies. El mar, el Sol, la arena y la sal se convirtieron en el ingrediente de la mejor de las pócimas de la felicidad, de esas en las que no hay recuerdos ni mas consejo que el de quedarse quieto y ver como la vida no pasa sin dejar huellas en la piel, quemando todo aquello que al parecer estaba muerto y que al contrario de lo que se piensa, vuelve a renacer de entre las cenizas del tiempo perdido.

Compartimos el paraíso con personas que son parte del bloguero y con otras, que siendo desconocidas, mostraron su mejor cara sin necesidad de mostrar su identidad, porque ya sabemos que desde el momento en el que reseñamos a las personas, dejan de compartirse para convertirse en compromiso.

El paraíso esperará cada año, con sus amaneceres y atardeceres. Con su música y sus bailes. Sus noches silenciosas y sus días luz y calor, porque lo bueno que tienen los desiertos, es que no se espera nada de ellos y por eso te encuentras de todo en ellos. La vida sin nada se llena, por lo que cuanto menos te pongas, mas te llevarás, y así siempre, en ésta y la del invierno que nos espera, con gorro y bufanda y esas noches casi eternas que se iluminan a la luz de una Luna, que es el sueño de la esperanza que la Primavera traerá para que de su mano de nuevo lleguemos a otro agosto, donde el bloguero nos pueda contar que es lo que pasó, pero también lo que le gustaría que pasara, porque en definitiva no somos eso que somos, sino lo que queremos ser.

Somos esa ilusión en el sueño de algún desconocido, que por unos instantes recuerda que la vida es mejor sentirla que pensarla y que sobre todo, que ese espacio que ocupa el saber, sea liberado por el cariño.




jueves, 29 de agosto de 2019

EL BLOGUERO ACCIDENTAL. 30/8/2019


A esta crónica de hoy se le podría llamar: “Los Picores del Verano”, aunque sería una pena estar a punto de cerrar el mes de agosto con un título tan desafortunado, pero a su vez tan veraniego.

Estamos a treinta de agosto y esto ya huele a quemado. Recuerdo cuando empezó el mes que contaba los días por unidades y al ir sumando y adicionando compañeros a la unidad, se podía apreciar como el tiempo no busca nada más que su paso, quedando al encuentro de compañía casi siempre bastante prevista, como este tres que junto al cero nos dan la mano a un saludo que nunca más volverá, porque llegarán más agostos, pero nunca el del diecinueve con un veinte delante. Los números están para eso, para jugar con ellos, porque si les hacemos caso, si les damos valor; dejan de ser aliados a convertirse en enemigos, porque esto del tiempo más que una progresión aritmética, parece mucho más exponencial que singular.

Sin embargo y a pesar del drama del fin del verano, como si fuese esa canción del Dúo Dinámico que todos los años de una forma o de otra nos suena en la memoria; empezamos hablando de los “picores”, algo que evidentemente es muy veraniego por la exposición de la piel que todos hacemos con más bien escasa cobertura y la proliferación de mosquitos con armas de destrucción masiva. En serio hablo de armas, porque no es normal lo que han hecho con el bloguero y sus piernas, culpa de ir con pantalón corto, donde no han dejado espacio sin destruir, sin ser objeto de su conquista dando un aspecto al territorio afectado de una desolación, mas propia del espacio lunar que el de una piel quemada por el Sol, postal propia de una escena estival como la que está llegando a su final.

El verano tiene cosas muy propias; tiene su canción, tiene su amor, tiene su bebida, su comida; y como no, también sus picores, y como se lleva esto de vivir a tope en un “carpe diem” permanente, pues habrá que pillarlo todo se dijo, y el bloguero se apuntó también al bombardeo de mosquitos y demás animalillos de utilidad más que cuestionada.

En fin, no hagamos del drama una tragedia, ni seamos tan horteras como para tener una depresión post vacacional. Mucho mejor que eso, es volver a empezar sin pretender nada, porque como alguien dijo hoy: “quien no espera nada, lo sueña todo”. Soñemos con un nuevo “agosto”, dando la bienvenida al próximo que no tardará mucho en llegar. Mientras tanto aún queda un fin de semana, la Navidad, las Fallas, la Semana Santa, Pascua, etc… y un montón de cosas por contar porque también serán parte de nuestra vida.

Las despedidas, para más tarde.




martes, 27 de agosto de 2019

EL BLOGUERO ACCIDENTAL. 28/8/2019


A veces resulta insoportable ver como pasa el tiempo, sobre todo cuando ese tiempo lo inviertes en lo que te da la gana y no en lo que debes hacer. Lo de los deberes parece que nos lo imponen de pequeños en esos sitios llamados colegios, y lo seguimos llevando a cuestas durante toda la vida. El deber como fuente de responsabilidad frente al querer, que lo es de la felicidad.

Siempre he dicho que el día de después es de resaca, imaginaros el resacón que voy a pillar después de treinta y un días. Tal vez es eso a lo que llaman depresión post vacacional, aunque yo no lo creo. No se trata de andar con el ánimo bajo, sino con ese cambio de ritmo que supone pasar de hacer lo que uno quiere a lo que uno debe, que sinceramente es un transito complicado, no por estar lleno de nostalgia; sino por cierto reproche de no haber hecho todo eso que al principio se propuso.

La verdad es que nos llenamos la vida de planes y proyectos, cuando realmente el ritmo de la vida es mucho más rápido de lo que pensamos y en la mayoría de las ocasiones siempre nos quedamos con ese mal sabor de boca de no haber hecho todo lo que nos hubiera gustado hacer. Lo mismo ocurre con las personas. Nunca estamos preparados para la pérdida, ya sea de la vida o de una relación. Cuando alguien se va de nuestra vida por uno u otro motivo, siempre nos queda esa amargura de no haber hecho o no haberles dicho una u otra cosa. Lo más común es el vacío que nos creamos por no haber sido lo suficientemente emotivos cuando realmente lo podríamos haber hecho. Decir “te quiero”, “me gustas”; o cualquier otro tipo de expresión que demuestre en palabras ese sentimiento que es verdad y se tiene; es algo necesario, su falta nos va a crear una pérdida superior a la persona, porque nos perdemos nosotros ante la falta de manifestación del sentimiento. Dicen que lo importante no es decirlo sino demostrarlo. Me parece muy bien, pero sino se dice no se sabe por mucho que lo demuestres. Cuantas veces nos sentimos reconocidos por algo que hemos hecho, pero sino nos lo agradecen, sino sale de la boca esas gracias; es como si no hubiéramos hecho nada y aunque sepamos que lo hicimos bien, la mesa queda coja porque le falta la expresión, la manifestación del sentimiento o emoción.

Hagamos lo que hagamos, siempre nos quedará algo por hacer o por decir, lo que toca es hacer lo que podamos sin dejar nada por decir, porque  tanto el cariño como el amor, se dan pero también se escriben.




sábado, 24 de agosto de 2019

EL BLOGUERO ACCIDENTAL. 24/8/2019


Al principio del verano os prometieron que el bloguero contaría todas sus historias de este verano de 2019, evidentemente tan solo era una proclama publicitaria, porque a las primeras de cambio al bloguero lo han metido en una mochila, ni siquiera en la maleta, y se lo han llevado a la playa sin tan siguiera tener la oportunidad de escribir unos saludos.

Lo cierto es que hay que tener en cuentan el momento y sobre todo el lugar, no todos los viajes son iguales; algunos te llevan al “Paraiso” y para ello no es necesario ni pedir permiso, ni tener mas palabra que sentir la vida en su grado mas álgido de la existencia.

Es muy difícil poder escribir las experiencias, contar como la piel se eriza, como tiembla el corazón y como las pupilas de los ojos se dilatan hasta alcanzar tal límite que causan dolor a la mirada. Es muy complicado sino se está en el lugar, sino se siente esta piel que necesita al Sol del Sur, a la aridez del espacio; al salitre pegado en el cuerpo y a la vida manifestándose en sensaciones extremas.

El lugar atrae a personas de diferentes lugares del mundo con ansia de romper con tópicos, con esclavitudes sociales y sobre todo recomponer el cuerpo con abrazos de viento y caricias de rayos de sol. Pieles quemadas que sufren las huellas de la vida y que se exhiben sin reparos, sin prejuicios; sin convenciones sociales, pero con la belleza de la libertad, de esa falta de ataduras y ruptura de vocabularios encorsetados en las distancias.

Personas dispuestas a ser en si mismas humanas sin rangos, puestos sociales ni categorías de la evolución. Seres con sus vidas, sus llantos y alegrías; con todo eso que se marca en la cara tras unos ojos llenos de miradas acumuladas en los años de deseo de sentimientos, de romper barreras y expresarse con todo su ser sin mas límite que el respeto y la ternura.

El bloguero disculpa ante tanto sentimiento su ausencia, pero hay cosas que se deben vivir en imágenes, en caricias; cosas que son de piel, de cuerpo y nada más. Esas cosas donde el corazón interviene a penas y el alma tan solo es un elemento más del paisaje, de ese que se lleva marcado con lágrimas que surgen desde lo más profundo de la ausencia, de esa condena de no poder ser donde quieres y tener que estar donde debes.

Esas caras con sonrisa que se quedan marcadas sabiendo que nunca más se sabrá de ellas, que una repetición de la jugada las haría perder la perfección del desconocimiento, de ese que nos lleva a no aconsejar y a no fingir lo que somos; porque lo que de verdad puede llamarse sinceridad es compartir lo que queremos ser y no lo que somos. Es curioso cuando algunos se empeñan en saber y aprender de otras personas lo que no son capaces de enseñarse a si mismos. Se quiere conocer lo que son cuando eso no es más que la verdad tan lejana con el paraíso de la realidad. Somos eso que deseamos, no lo que somos ni lo que tenemos. Cada uno crea su historia a su gusto, sin que tengamos derecho a instar rectificaciones ni confesiones de moral mas que dudosa. Yo no soy lo que este bloguero dice, yo soy lo que el bloguero quiere ser, y eso en este momento no es más que convertirme en un elemento más de ese paraíso donde un día perdió el sentido de la orientación y jamás supo volver. De ese lugar donde le late el corazón con emoción y no solo por supervivencia. De ese mar, de esa arena y ese Sol que no es como todos, sino que es su sol; el que le da la vida y le mantiene con esas botas puestas de la sonrisa.

Queridos lectores, el bloguero es un accidente atrapado en una vida de la que desea ser escape y llenar el mundo de sonrisas, de caras sin nombre y apellidos sin palabras. Unas manos que tan solo buscan darse sin llevarse nada, para que al volver sus huellas sigan siendo la causa de tantos amaneceres como de atardeceres para compartir.




miércoles, 14 de agosto de 2019

EL BLOGUERO ACCIDENTAL. 15/8/2019


Parece ser que en vacaciones no solo se deja de trabajar, coger el teléfono y contestar los whatsapp, sino que también hay que moverse del nido, hay que emprender cierta huida de la rutina y adentrarse en la aventura de lo mas que conocido, pero tan solo por unos días.

El bloguero emprende su vuelo mañana sobre las seis de la mañana, porque hay que aprovechar el tiempo, y hoy ya sufre cierto estrés, el de los preparativos; ese cumulo de decisiones transcendentales como lo son que ropa poner en la maleta, que llevarse y que no. Efectivamente es una decisión que trasciende y de una importancia capital. Antes daba igual si te llevabas dos cosas y te las ponías las mismas treinta veces combinadas con imaginación. Ahora no; ahora están las fotos con móvil y las redes sociales; y como prima mas un postureo que el peso de la maleta, pues allá vamos decidiendo que meter en ella y que no, porque si es posible; cada día hay que cambiar de prenda y de color.

Todo viaje supone un determinado estrés, el movimiento lo sufre el cuerpo ya vayas en avión, coche, autobús o tren. El organismo se resiente y no son extrañas determinadas descomposiciones intestinales, que a veces se les achaca a los cambios de agua y que no son otra cosa que el movimiento, la maleta y los cambios de ubicación, porque el ser humano es un animal de costumbres y todo cambio le afecta. Para ello necesita un periodo de adaptación, lo que ocurre es que en vacaciones cuando te has adaptado es cuando tienes que volver, y ya sin estrés surge eso que llaman depresión post vacacional. En definitiva, que un tiempo que esta pensado para la relajación, el descanso y la recuperación; se convierte en todo lo contrario, en una serie de desajustes emocionales y orgánicos que mas vale en ocasiones quedarse en casa y de esa forma encima, ahorrar unos euros que para las próximas navidades no vendrían nada mal.

Mi viaje va a ser con maleta pero también con mochila y en autobús. Un viaje con destino a una playa desierta donde a la ventaja de viajar solo se une el encuentro con personas de otros años, a las que conoces por algún verano pero que de ellas a veces no recuerdas ni el nombre. Encontrarse con desconocidos es hartamente gratificante, no supone compromiso, ni obligación alguna y todo son sumas. Cada saludo, cada conversación; cada sonrisa compartida te llena de algo inexplicable, pero que cuenta con esa garantía de que su resultado tan solo será la pena por la despedida al finalizar la estancia. Nada más, sin compromisos, sin protocolos; puedes ser todo o simplemente una mirada. No necesitas más que ser amable y sonreír para crear momentos inolvidables, de esos que quedan grabados en una fotografía que perdurará toda la vida en la memoria del corazón, pero también en tu colección fotográfica del Instagram que para eso ahora lo compartimos todo y siempre juntos, porque la vida como dicen si se comparte dura dos veces o tantas más, como personas a las que llegas con tu sonrisa de buenos días.




LA CHICA SOBRESALTO

A mi cuando una persona empieza por decir que le gustan las emociones ya me tiene. Quedo conquistado porque mas que de verdad, expresió...